martes, 20 de noviembre de 2007

LECTURAS

LECTURA NÚMERO 1:“Características del conocimiento científico” GINO LONGO. (Manual de economía política).

1 ¿QUÉ ES CIENCIA?

J. Schumpeter nos da la siguiente definición: “Es ciencia cualquier tipo de conocimiento que haya sido objeto de esfuerzos conscientes para perfeccionarlo. Estos esfuerzos producen hábitos mentales – métodos y técnicas- y un dominio de los hechos descubiertos por esas técnicas”. Esta definición es más bien formal. Schumpeter, gran economista e investigador, es un típico exponente de la tendencia a refugiarse en el puro empirismo, situándose en los restantes aspectos en posiciones dualistas de tipo neokantiano. Podremos hacer uso de su pensamiento, incluso en plano metodológico, mientras permanezcamos en un terreno estrictamente empírico, mientras tratemos de determinar los fenómenos tal y como aparecen externamente, pero no en otros aspectos.
Para quedarnos satisfechos con esta definición de ciencia tendremos que profundizar en lo que entendemos por conocimiento. La finalidad del conocimiento, y por tanto, de la investigación científica, consiste en descubrir las normas, o sea, las leyes del universo empírico que rodea al hombre, de la realidad objetiva en la que éste se halla inmerso.

Este conocimiento consta de tres aspectos fundamentales: debe proporcionar una descripción de esta realidad, y al mismo tiempo explicarla. Precisamente por esta razón la ciencia no puede ser simplemente un conjunto de definiciones.

La segunda característica esencial del conocimiento reside en el hecho de que la condición indispensable para que exista un verdadero conocimiento científico es la exigencia de que la realidad objetiva sea explicada a partir de ella misma, sin introducir momentos, elementos o explicaciones que no pertenezcan a tal realidad, que le sean extraños. Es decir, la ciencia, más que explicar el mundo, debe comprenderlo.
La historia del conocimiento científico es en realidad la historia de cómo la Humanidad se ha explicado el mundo real.
El requisito según el cual ha de explicarse la realidad partiendo de ella consiste distinguir lo que es ciencia de lo que no lo es. Ahora bien, su aplicación sin excepción a todos los fenómenos de la realidad conduce directamente al materialismo filosófico. Precisamente por esta razón una filosofía coherentemente científica forzosamente ha de ser materialista y por tanto basarse en la necesidad de estudiar la realidad objetiva tal y como es, y explicarla partiendo de ella misma. El marxismo constituye la primera concepción del mundo basada total y exclusivamente en la ciencia.

El conocimiento científico es únicamente una parte de la actividad humana, tan sólo uno de sus aspectos. Por ello el conocimiento nunca es, ni puede serlo, un fin en sí mismo. El hombre desea conocer el mundo para poderlo modificar de acuerdo con sus exigencias y necesidades.
El pensamiento y la acción del conocimiento y la praxis se condicionan mutuamente, están estrecha e indisolublemente ligados. Pero esta unión no es una ligazón directa, sino mediata, a través del conocimiento, de la cognición.
El conocimiento, que conduce a la cognición, es premisa de la acción, mientras que la acción es fin último del conocimiento.

La ciencia nunca tendrá por objeto la praxis, pues su meta es la cognición o, en otras palabras, la búsqueda de la verdad de las cosas, entendiendo por verdad la correspondencia de nuestras concepciones a la realidad.
Por ello, el criterio para valorar los resultados obtenidos mediante la actividad cognoscitiva, es decir, por la ciencia, será siempre y únicamente la correspondencia de tales resultados a la verdad.

La investigación tiene un carácter individual, y ello se debe al simple hecho de que el hombre, animal eminentemente social, puede y debe coordinar su acción con la de sus semejantes, pero no puede coordinar su pensamiento con el de los demás. Aun con todo, tanto la acción colectiva como el pensamiento individual son fenómenos sociales, no existen al margen de la sociedad humana.

De todo lo dicho anteriormente se desprende que las modalidades de desarrollo de la acción no coinciden con las del pensamiento, lo cual significa que no nos podemos dedicar a un mismo tiempo a estos dos aspectos de la actividad humana. Si el hombre de ciencia quiere tener éxito en su investigación, nunca debe preocuparse por las consecuencias de la misma, en contra de lo que ocurre con los hombres de acción. El hombre de ciencia nunca debe indicar a los hombres de acción lo que deben hacer, sino únicamente lo que deberían tratar de hacer.


NOTA CRÍTICA A LA LECTURA NÚMERO 1:

- La definición de ciencia de J. A. Schumpeter es un típico exponente de la tendencia a refugiarse en el puro empirismo. Sin embargo, tiene la virtud de ser una definición abierta, que remarca la consciencia y la sistemática como notas características de la actividad científica. Pero tampoco logra saber el escollo ideológico del culto a la ciencia como equivalente a progreso.

- No sólo el capitalismo, como afirma Sweezy, es considerado por la ciencia económica burguesa como “la estación terminal de la historia”, sino que parafraseando para Longo, la etapa histórica en la que predomina la ciencia como forma de saber, de conocimiento, es no sólo objetiva, sino también la última fase.

- Un aspecto que se pretende objetivo por materialista y que parece desechar toda posible subjetividad en la ciencia es aquella exigencia según la cual la realidad objetiva ha de ser explicada a partir de ella misma, sin introducir momentos, elementos o explicaciones que no pertenezcan a tal realidad. Como puede llegar a ser posible lograr ese objetivo, si ni siquiera es posible delimitar la realidad objeto de estudio.

- Cuando un hombre actúa como científico, ¿no es también un hombre de acción?



LECTURA NÚMERO 3: ¿Qué es una concepción del mundo? MANUEL SACRISTÁN.


Una concepción del mundo no es un saber. Es una serie de principios que dan razón de la conducta de un sujeto, a veces sin que éste se los formule de un modo explícito; el ver casi como hechos de la naturaleza particularidades de las relaciones entre hombres. La consciencia de la vida cotidiana puede interpretarse en términos de principios o creencias muchas veces implícitas, “inconscientes” en el sujeto que obra o reacciona. Frecuentemente esos principios están explícitos en la cultura de la sociedad en que vive. Esa cultura contiene por lo común un conjunto de afirmaciones acerca de la naturaleza y del mundo físico y de la vida, así como de un código de estimaciones de la conducta.
No permite, sin embargo, averiguar cuál es la concepción del mundo realmente activa en esa sociedad.
Para el estudio de las relaciones entre concepción del mundo y ciencia positiva, basta con atender a los aspectos formales de ambas. Las concepciones del mundo suelen presentar, en las culturas de tradición grecorromana, unas puntas, por así decirlo, muy concentradas y conscientes, en forma de credo religioso- moral o de sistema filosófico.
La filosofía sistemática se vio arrebatar un campo temático tras otro por las ciencias positivas, y acabó por intentar salvar su sustantividad en un repertorio de supuestas verdades superiores a las de toda ciencia. La concepción del mundo quiere ser un saber, conocimiento real del mundo, con la misma positividad que el de la ciencia. Esta pretensión puede considerarse definitivamente fracasada tras la disgregación de la teoría hegeliana. Las causas son varias. La principal es la constitución del conocimiento científico positivo durante la Edad Moderna, que se caracteriza por su intersubjetividad y por su capacidad de posibilitar previsiones exactas. Que un conocimiento es intersubjetivo quiere decir que todas las personas adecuadamente preparadas entienden su formulación del mismo modo. Las tesis de la vieja filosofía sistemática, de los dogmas religiosos y de las concepciones del mundo carecen de esos rasgos.
La concepción del mundo contiene esencialmente afirmaciones sobre cuestiones no resolubles por los métodos decisorios del conocimiento positivo, que son la verificación o falsación empíricas y la argumentación analítica. Esto no quiere decir que el conocimiento positivo no abone una determinada concepción del mundo más que otra.
Estos rasgos permiten plantear correctamente la cuestión de las relaciones entre concepción del mundo y conocimiento científico- positivo. Una concepción del mundo que tome a la ciencia como único cuerpo de conocimiento real se encuentra visiblemente por delante (como visión general de la realidad, la concepción del mundo inspira o motiva la investigación positiva de la misma) y por detrás de la investigación positiva (intentará construirse de acuerdo con la marcha y los resultados de la investigación positiva).

LA CONCEPCIÓN MARXISTA DEL MUNDO

La concepción “materialista y dialéctica del mundo”, otras veces llamada por Engels “concepción comunista del mundo”, está movida por la aspiración a terminar con la obnubilación de la conciencia, con la presencia en la conducta humana de factores no reconocidos o idealizados. Es una concepción del mundo explícita.
La concepción marxista del mundo no puede considerar sus elementos explícitos como un sistema de saber superior al positivo. No es una filosofía, sino una simple concepción del mundo, que tiene que sostenerse y actuar en las ciencias reales. La filosofía queda superada en cuanto a su forma, y preservada en cuanto a su contenido real.
Esta concisa y expresiva formulación de Engels supone la concepción de lo filosófico no como un sistema superior a la ciencia, sino como un nivel del pensamiento científico: el de la inspiración del propio investigador y de la reflexión sobre su marcha y sus resultados. Pero se da una recusación en toda filosofía sistemática: no hay conocimiento aparte por encima del positivo, puesto que su punto de partida y de llegada es la ciencia real, esa concepción del mundo no puede querer más que explicitar la motivación de la ciencia misma.
La explicación de los fenómenos debe buscarse en otros fenómenos, en el mundo, y no en instancias ajenas o superiores al mundo. Esto es el inmanentismo, base del hacer científico. Precisamente en este postulado se basa la concepción marxista del mundo. El primer principio de esta concepción es: “el mundo debe explicarse por sí mismo”. Otro principio fundamental es el de la dialéctica. Se inspira no tanto en el hacer científico- positivo cuanto en las limitaciones del mismo.
La ciencia positiva realiza el principio del materialismo a través de una metodología analítico- reductiva. Este análisis reductivo tiende incluso a obviar conceptos con contenido cualitativo, para limitarse en lo esencial al manejo de de relaciones cuantitativas, o al menos, materialmente vacías, formales.
El análisis reductivo tiene regularmente éxito, descomponible en dos aspectos: la reducción de fenómenos complejos a nociones más elementales, más homogéneas, y desprovistas de connotaciones cualitativas. Permite penetrar muy material y eficazmente en la realidad, porque posibilita el planteamiento de preguntas muy exactas. Por ora parte, el análisis reductivo posibilita a la larga la formación de conceptos más adecuados, aunque no sea más que por la destrucción de viejos conceptos inadecuados. Loa conceptos de la ciencia en sentido estricto son invariablemente conceptos generales cuyo lugar está en enunciados no menos generales, leyes, que informan acerca de clases enteras de objetos. Se pierde una parte de lo concreto: precisamente la parte decisiva para la individualización de los conceptos.
Los “todos” concretos y complejos no aparecen en el universo del discurso de la ciencia política positiva. Pues bien: el campo de relevancia del pensamiento dialéctico es precisamente el de las totalidades concretas. La concepción del mundo tiene por fuerza que dar de sí una determinada comprensión de las totalidades concretas.
La tarea de una dialéctica materialista consiste en recuperar lo concreto sin hacer intervenir más datos que los materialistas del análisis reductivo, sin concebir las cualidades que pierde dicho análisis como entidades que haya que añadir a los datos, sino como resultado nuevo de la estructuración de éstos en la forma individual o concreta, en los “todos naturales”.
El análisis marxista se propone entender la individual situación concreta sin postular más componentes de la misma que los resultados de la abstracción y el análisis reductivo científicos.



LECTURA NÚMERO 5: “El mecanismo de la investigación científica” GINO LONGO.

El conocimiento siempre se inicia a partir de los hechos, a partir de la observación de los mismos: ésta es la primera etapa de una investigación.
Cualquier observación es ya en sí misma un principio de análisis, pues lleva consigo una selección, comparaciones, deducciones, etc.

La primera tarea de la investigación consiste en observar los hechos, en seleccionar los más significativos, en descubrir las relaciones que los unen entre sí y en evidenciar, en cada hecho concreto, los aspectos más sustantivos o significativos.
Es importante tener el espíritu lo más libre posible de todo tipo de prejuicios, y encajar esos resultados obtenidos a través de la observación en un esquema coherente.

La segunda etapa del trabajo científico consiste en formular una hipótesis que explique el conjunto de los hechos de forma lógica y coherente. La cualidad esencial consiste en poseer una ardiente fantasía creadora. Esta fantasía, la capacidad de pensamiento para crear mentalmente imágenes subjetivas distintas de aquellas observadas en la realidad, de aquellas que se desprenden de la percepción objetiva de la realidad a través de los sentidos, es precisamente esa propiedad característica del pensamiento humano gracias a la cual la conciencia humana, en principio simple capacidad de reflejar la realidad, adquiere esa capacidad de conocerla, porque la fantasía, al permitir la creación mental de toda una serie de imágenes y representaciones basadas en la observación de la realidad, permite formular las hipótesis que más tarde se comprobarán de acuerdo con los hechos, y modificarla, dado que la fantasía permite al hombre crear mentalmente la imagen de aquello que no es, pero que él pretende alcanzar o realizar. La fantasía es lo que hace al sujeto activo creativo. Se complementa con la intuición, gracias a la cual el pensamiento no analiza todas las versiones mentales formuladas, sino únicamente las más verosímiles o más racionales. Esta ardiente fantasía creadora ha de estar controlada por una lógica férrea y rigurosa.

La tercera etapa del trabajo científico consiste en comprobar rigurosamente que las hipótesis formuladas corresponden a la realidad de los hechos, para lo cual será preciso volverlos a observar, ampliando si es necesario el campo de observación a nuevos fenómenos, así como en profundizar el análisis de los hechos ya conocidos, controlando de todas las formas posibles el grado en que las conclusiones del investigador se ven justificadas y buscando siempre nuevos hechos capaces de confirmar las hipótesis formuladas. La mayor o menor correspondencia de los hechos reales con las teorías formuladas es el único criterio para comprobar la verosimilitud de una determinada hipótesis. Un fuerte espíritu crítico y autocrítico es la cualidad esencial que se requiere en esta etapa del trabajo.

La cuarta y última etapa del trabajo científico consiste en modificar o sustituir las hipótesis anteriormente formuladas con los resultados de la comprobación realizados anteriormente. Por tanto, toda la operación puede ser esquematizada de la forma siguiente:
- observación de los hechos
- formulación de las hipótesis
- nueva observación de los hechos
- nueva formulación de las hipótesis
Y así se repite cuantas veces se quiera. La elaboración teórica, es decir, la conceptualización de los fenómenos y formulación de relaciones hipotéticas verificables, y la observación de los hechos , esto es, el análisis, se complementan mutuamente, pero no coinciden, y ninguna de ellas puede sustituir a la otra. Si falta uno de estos dos aspectos del trabajo científico, deja de existir la ciencia.

¿Dónde ha de iniciarse la investigación, en la formulación teórica o en el análisis empírico? Schumpeter afirma que la elaboración de una visión global de la realidad precede siempre al análisis de los hechos empíricos. La elaboración es siempre la que precede y guía los procesos de búsqueda de los hechos. Hacer ciencia no significa descubrir reglas mediante la inducción, generalización de los hechos, sino que, contrariamente, supone crear hipótesis y someterlas a una verificación experimental.
Los hechos siempre constituyen la base de una elaboración teórica, pero el hombre, en el momento de iniciar una investigación, y antes de que se haya iniciado la formulación teórica, posee un bagaje de conocimientos y observaciones empíricas, constituido de forma más o menos espontánea. El plantearse un problema constituye una suposición primaria y por tanto una primera formulación teórica, que inicia la verdadera investigación, consciente y razonada. La investigación siempre se inicia formulando una pregunta, lo cual ya constituye un razonamiento, una teoría. El trabajo de un estudioso aislado está siempre integrado en el seno de la actividad investigadora colectiva, social, humana. El investigador individual utiliza no sólo los hechos observados, analizados por él mismo, sino también los hechos observados, analizados por otros, aunque los emplee después de haberlos controlado y verificado personalmente. Lo mismo hace con las hipótesis formuladas por otros investigadores. En definitiva, el investigador individual utiliza las conclusiones y las elaboraciones de otros científicos como partes integrantes de su propia investigación y elaboración. Su investigación y elaboración será así mismo utilizada por otros científicos. La verdad absoluta se forma con el conjunto de verdades relativas sucesivas. Por tanto, el patrimonio cognoscitivo de la humanidad está compuesto por el conjunto de las investigaciones individuales.

De todas estas características peculiares del proceso de conocimiento se derivan dos importantes consecuencias de orden práctico.
1- La condición esencial para poder utilizar los resultados de las investigaciones hechas por otros es que por nuestra parte hayamos ya iniciado una elaboración propia. Cuando las elaboraciones, los escritos… de otros no sirven para controlar, confirmar, completar o corregir las ideas propias, sino para dar al individuo un pensamiento del que éste carece, se caerá rápida e inevitablemente en el eclecticismo. En este caso, los resultados tenderán a cubrir esa falta de visión con un mosaico de pensamientos ajenos. La enseñanza escolar y universitaria debería tener como objetivo enseñar a los jóvenes a pensar, y dejarse de abotargar su mente con hechos y nociones.
2- No sólo las concepciones y las ideas evolucionan históricamente, sino que también lo hacen los conceptos que las expresan. Razón por la cual todo investigador debe, en cierto sentido, crear por sí mismo el aparato conceptual que necesita.

Podemos ya deducir que toda ciencia tiene un objeto de investigación concreto, utiliza un determinado método de investigación, y da en cada etapa del proceso una visión de conjunto del sector de la realidad que constituye su campo de investigación y, en consecuencia, una determinada visión científica de la realidad.
En la ciencia lo esencial es el método. Si tenemos en cuenta que el objeto de la ciencia no es tanto ofrecer una determinada visión de la realidad, sino poder proporcionar una visión de la realidad cada vez más exacta, más ajustada, más rica que las anteriores, comprendemos que el aspecto esencial de toda ciencia es su método de investigación.



LECTURA NÚMERO 6: “Ciencia y método” ROBERTO CARBALLO. (Inédito).

1- Significado de la Ciencia:

Plantearse el significado de la ciencia y los objetivos perseguidos por ésta puede ser una construcción personal que intenta explicitar mi experiencia y mis investigaciones. Me decanto por esta alternativa, dado que como dijo Einstein: “la ciencia como fin que debe ser perseguido es algo tan subjetivo y condicionado psicológicamente como cualquier otro aspecto del esfuerzo humano”. La ciencia es una actividad humana y social, un esfuerzo humano básicamente consciente, cuyos éxitos en la comprensión de la Naturaleza han permitido al hombre, por un lado, acercarse al conocimiento de sus límites, y por otro, han coadyuvado igualmente a desarrollar en él un sentimiento de prepotencia y de fe en las realizaciones humanas. Este sentimiento se ha insertado en la conciencia social de la época histórica en que vivimos en forma de culto cuasi- religioso.
Las leyes y teorías son siempre limitadas y provisionales en el tiempo y en el espacio. Sin embargo, la ciencia es utilizada hoy en día como instrumento de dominación social. Su misma organización interna está aislada de la generalidad social y básicamente al servicio del poder de una minoría.

2- Ciencia y Progreso.

La ciencia pretende describir y/ o explicar la Naturaleza, con el objetivo último de servir de base para la acción progresiva que conduzca al hombre al ideal de libertad. Uno de los grandes problemas ha sido y es el establecimiento de criterios de demarcación de lo científico. Tales criterios conducen, en general, a formas dogmáticas de concepción de la ciencia. Soy partidario, por el contrario, de una definición abierta de la ciencia que incida en las notas de consciencia, sistematización y autolimitación, como base para alcanzar el objetivo de llegar a ofrecer una explicación de la Naturaleza.
En la actualidad se afianza cada vez más la convicción de que no existen “ciencias”, sino “teorías científicas” que constituyen una totalidad de la ciencia en cada momento histórico.
Sintetizaría lo expuesto diciendo que la ciencia puede ser entendida como vida, en cuanto es un intento sistemático y acumulativo de comprensión de la Naturaleza y base del progreso del hombre, y como muerte, en tanto absorbe y canaliza esa comprensión como aparato burocrático de dominación, derivando en un culto cuasi- religioso que cumple una función de cohesión social necesaria para reproducir el sistema de dominación del hombre sobre el hombre, en que está basada la sociedad actual, culto que hoy alimentan derechas e izquierdas, hacia ese supuesto e idílico reino de libertad, tierra prometida que al parecer también será monárquica.

3- Ciencia y Concepción del mundo:

La disección y separación del mundo como un no- saber y ciencia como conocimiento es más un esfuerzo analítico y teórico que un problema real. Por tanto, el objetivo final de la ciencia, sus resultados provisionales, también constituyen una concepción del mundo, ya que se nutre de los sistemas de ideas vigentes para construirse. De ahí se desprende el incuestionable papel que juega la ideología, los sistemas de ideas inconscientes, en el método científico. En la ciencia lo esencial es el método. Los resultados de la ciencia, su visión presente de cada parcela de la realidad, no son más que un esquema provisional. Por el contrario, el método científico no sólo nos ofrece la posibilidad de un esquema en un momento dado, sino asimismo, y sobre todo, los instrumentos para poder sustituirlo por el esquema sucesivo, en su proceso permanente de reelaboración. El método es la base acumulativa en la que se asienta el desarrollo científico. La ciencia asienta su desarrollo sobre la base de un método en constante proceso de transformación.

4- Método e Ideología:

Pero el método tampoco, y como lo iba a ser, es ajeno a la ideología. La ideología impregna todas las etapas de la investigación y todas las formas a ella anejas. Esta influencia se acentúa sin duda en las Ciencias Sociales y en la economía en particular, por lo que Sunkel ha llamado acertadamente historicidad del objeto e historicidad del sujeto.

5- Etapas del Método Científico:

En el estado actual de la metodología científica se admite básicamente que existen cuatro etapas de la investigación: descripción, clasificación, explicación y verificación, utilizándose alternativamente tres modos de inferencia: deductivo, inductivo y reductivo. La ruptura de este consenso se centra fundamentalmente en el énfasis concedido a cada fase en relación con las demás, lo que da lugar a las distintas corrientes metodológicas y que, en gran parte, deriva del distinto objeto de estudio de cada parcela de la ciencia. También es generalmente admitido que el investigador ha de poseer como cualidades las del espíritu de observación y capacidad de abstracción, fantasía creadora e intuición, habilidad formalizadora (matemática) y manual (en ciencias naturales), al tiempo que ser consciente de su propia ignorancia y ansiar la búsqueda de la verdad. Intentaré diseccionar analíticamente las etapas del método científico: primero se lleva a cabo la investigación de la realidad, objeto de conocimiento. No puede iniciarse, ni nadie puede pretenderlo, sin lo que ha llamado Schumpeter “visión” a acto cognoscitivo pre-analítico. Esta visión antecede a los procesos de observación y analítico y se puede asemejar a lo que es la acotación de la realidad para Sanpedro. Fase de acotación que implica no sólo una dimensión temporal y espacial, sino también teórica, de la realidad que se pretende estudiar. En segundo lugar, a esta visión ha de seguir una observación de los hechos, de la realidad, a la que sigue un proceso teórico de interferencia inductivo, o proceso de abstracción. Se tratará de describir y clasificar los elementos y relaciones de esa realidad, y cuya finalidad última es la formulación de una síntesis teórica en forma de hipótesis, modelo o teoría de carácter absolutamente provisional. En tercer lugar esta hipótesis se desarrolla deductivamente, concretizándola progresivamente, purificándola así de los elementos extraños a la realidad estudiada. Esta fase de concretización nos conduce a una nueva síntesis teórica, en general ya formalizada como modelo o teoría. El resultado de la investigación es siempre provisional (histórico), una base para la creación de nuevos problemas. En cuarto y último lugar una síntesis teórica así enriquecida, explica o describe la realidad, pero todavía deberá superar otro filtro: la contrastación intersubjetiva. Para ello habrá de ser comunicada a la comunidad en el lenguaje apropiado formalizado, y sentando claramente las premisas y conclusiones derivadas de ella.


6- Método de Investigación y Método de Exposición.

Así pues, el método de investigación debe distinguirse formalmente del método de exposición. La investigación abarca todo el proceso del conocimiento científico. La exposición sólo es posible cuando culminamos la primera etapa de la investigación. Ésta consistirá sencillamente en el proceso dialéctico que permita la realización de un análisis empírico de la realidad objetiva que nos conduce a la formulación de una hipótesis que explique la totalidad de los hechos de forma lógica y coherente. Sólo después de superar esta labor será posible llegar a exponer científicamente.









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